jueves, 24 de diciembre de 2009
¡Felicidades!
Hace unos días pensaba en la cantidad de mensajes con deseos de paz, amor y otras yerbas que llegan a mi bandeja de entrada. Con esta manía de 'leer bajo las piedras' (según mi mamá), me puse a pensar cuánto de real y sentido tienen esos mensajes. ¿Quien los siente realmente? ¿Se desea solo en esta ocasión, navideña? ¿Cuánto hacemos por la paz y el amor del otro, realmente y durante toda nuestra existencia? Acaso no estamos cada día más cerrados a intereses, necesidades, deseos y reclamos personales, tan individualistas que nos transformamos en seres absolutamente egoístas al punto de llegar a lastimar de tanta insensibilidad... Encapsulados en nuestras propias necesidades que nos aprisionan y en ocasiones hasta condenan porque de tan insatisfechos e inseguros destruimos nuestros pequeños logros.
No se, por ahí está bueno ponerse a reflexionar para desear cosas buenas, pero creo que primero: No tenemos que olvidarnos qué desea y necesita el otro... no desear nuestros deseos. y segundo, si realmente es tiempo de reflexionar, de humanizarnos... aunque sea por un día, reflexionemos en serio y no para la platea.
Todavía no se qué quiero... o de tanto que quiero no puedo priorizar en este momento... Ustedes: ¿Qué quieren, sienten o desean?
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Yo sólo quiero ser feliz... y me hace feliz ver felices a las personas que quiero... pero te aseguro que no pierdo el tiempo en falcedades, aprendí a decir sólo que siento a quien quiero, si no, mejor me callo...
ResponderEliminarY mis deseos... son que se cumplan tus deseos...!!
Ah... y si este año va a irme como el culo... prefiero uno más masculino... cuestión de gustos solamente...jajaja
Un besote enorme y me alegra que estés por acá de vuelta...
Sentir es desear. Feliz solsticio de invierno.
ResponderEliminarUn Abrazo
Celebro con vigor que hayas vuelto a publicar en este blog, que - y creeme, no es por el culo---aunque bueno...ajá...ehh... en fin; este blog que me ha permitido relajarme mientras pienso con profundidad y sentir con fuerza el palpitar de la razón...
ResponderEliminaryo sólo te deseo una cosa: ¡QUE DESEES MUCHO!
Un abrazo gigante; saludos a tu familia... esta noche intentaré rendirle homenaje al deseo mismo...
Besos a granel, querida Mai Puvin
Es un placer (nunca mejor dicho), llegar de nuevo de visita.
ResponderEliminarYo, la verdad es que no sé lo que quiero. O quizá sí lo sepa y no lo espero. En todo caso, la vida es de por sí un privilegio, así que hagámosle honor.