domingo, 25 de diciembre de 2011

Cuando las Cabezas de las Mujeres se juntan alrededor “del fuego”


Simone Seija Paseyro Uruguaya

Alguien me dijo que no es casual…que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal.

Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen.

Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.

Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un examen, o para cerrar una noche de cine. Las de “venite el sábado” porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.

El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada…y sin embargo…detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.

Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.

Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar.

Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.

Entonces…los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar.

Porque juntas construimos nuestros propios cimientos, en tiempos donde nuestro edificio recién se empezaba a erigir.

Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes.

Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos. Hoy somos todas espejos de las unas, y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono.

Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.

Para todas las brasas de mi vida, las que arden desde hace tanto, y las que recién se suman al fogón.

martes, 6 de diciembre de 2011

Mis cosas favoritas (My Favorite Things)

Estás así como en babia y de repente llega el mensaje de Matilde esa periodista y prolífera escritora.
Siempre digo que cuando estás inquieta, incómoda, triste, impotente antes situaciones o demás cosas que te sacan de eje, al menos para mí, el mejor recurso es refugiarte en los recuerdos de la infancia, o volver a tus raíces, a esos lugares, cosas y gente que te hacen bien.

Y parece que Matilde sabe de estas cosas o le pasa lo mismo porque justo carga las tintas en recuerdos de nada más y nada menos que ‘La Novicia Rebelde’, voy a referirme puntualmente en la canción “Mis cosas Favoritas”, porque si hago un recorrido de significados y significancias … este sería el post más largo del mundo. Esta canción se convirtió en un clásico del Jazz, fue interpretada por John Coltrane, Tony Bennett, Thelonious Monk y hasta por la vocalista de los Carpenters! (entre otras/os)

La letra es desafiante. Consiste en una enumeración florida de cosas predilectas que pueden invocarse a modo de conjuro cuando nos ronda la tristeza. Viene a ser una canción de autoayuda… “A María le gustan los ponies color crema, los paquetes envueltos en papel madera y atados con piolín, las pavas de cobre, las fajas de satén azul y sobre todo, los patos silvestres que vuelan con la luna en las alas…”

Comprender este contenido en esos tiempos llevaba tiempo, y nos costó, pero el reto mayor es componer nuestra lista de cosas favoritas, cosas conocidas y cosas hipotéticas, las cotidianas y las excepcionales, sin caer en el delirio, obvio! ¿Se animan?